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Elecciones en Estados Unidos: ¿Importa realmente si gana Harris o Trump para Argentina?

Este miércoles 6 de noviembre, Donald Trump fue elegido como el 47º presidente de Estados Unidos. En Argentina, esto reaviva la pregunta: ¿realmente importa quién gane en términos de autonomía y beneficios para nuestro país? En ciertos sectores políticos persiste la tendencia a ver a Estados Unidos como un referente externo y modelo a seguir, limitando el enfoque en soluciones soberanas y propias. Pero, ¿cambiaría algo realmente si en lugar de Trump, fuera Kamala Harris quien ocupara el poder?

Políticas Comerciales: Diferentes Estilos, Misma Estrategia

Es un poco como ver una secuela de El Padrino sin Michael Corleone: no importa quién se siente en la silla de poder, la historia sigue. Ambos candidatos tienen estilos distintos: Trump, un empresario estilo reality show, y Harris, la voz progresista del establishment. Sin embargo, al igual que en las elecciones anteriores, el telón de fondo es una crisis económica profunda que sigue golpeando las bases del sistema, y que Trump ya utilizó en 2016 para ganar el respaldo de sectores desilusionados del Rust Belt industrial, afectado por el desempleo y la pobreza. Esta crisis, que lleva a ambos partidos a competir con discursos proteccionistas y promesas de grandeza, revela la misma lucha de poder que también afecta a nuestro país, donde el impacto del capitalismo global agudiza nuestras propias dificultades. En otras palabras, Harris podría usar un lenguaje más amable, pero la narrativa sigue siendo la misma.

La Influencia del FMI y la Dependencia en Recursos Estratégicos

Gane quien gane, Estados Unidos seguirá priorizando sus intereses económicos sobre las relaciones comerciales con América Latina. Trump, por ejemplo, impuso aranceles al biodiesel argentino, protegiendo su industria y limitando nuestras exportaciones. La influencia de EE. UU. también se refleja en el rol del FMI, donde la ayuda a Argentina a menudo está condicionada a reformas que refuerzan nuestra dependencia. Esto se evidenció en el apoyo condicionado de Trump al gobierno de Macri.

Además del litio, otros recursos estratégicos en Argentina han atraído la atención de capitales estadounidenses, como el petróleo de Vaca Muerta, el cobre y los recursos energéticos renovables. Estas industrias clave son esenciales para el desarrollo autónomo de Argentina, pero el modelo de inversiones extranjeras suele favorecer el control estadounidense sobre la explotación, exportación y beneficios de estos recursos, limitando la soberanía económica del país y priorizando intereses externos sobre los nacionales.

Cooperación en Seguridad o Control de la Región

Ambos partidos también favorecen la cooperación en seguridad, lo que suele derivar en una militarización de la región. En lugar de fortalecer vínculos económicos equitativos, esta lógica posiciona a América Latina como una zona bajo vigilancia, más que como una socia autónoma.

Así, el escenario actual es reflejo de la misma crisis que dio lugar al triunfo de Trump en 2016, un proceso que ha dejado en evidencia las fisuras del sistema político global: el «Brexit», la desintegración de la Unión Europea y la polarización en toda América Latina. Estos ejemplos muestran que, aunque Milei tenga afinidad con Trump, la independencia de Argentina no depende de quién esté en la Casa Blanca. La verdadera autonomía se logrará cuando dejemos de ver a Estados Unidos como un referente indiscutible y construyamos una economía y política exterior acordes a nuestras propias prioridades. Porque, al final, quizá el verdadero problema sea que seguimos esperando que nuestro “protagonista” llegue del extranjero… y nadie nos avisó que es hora de escribir nuestra propia historia.

Una Continuidad en la Estrategia de Fondo


En este sentido, aunque Harris pueda tener un discurso más inclusivo, el enfoque del Partido Demócrata también ha mostrado ciertas similitudes con el de Trump. Como vicepresidenta, Harris apoyó políticas en Centroamérica que abordan la migración, pero desde una perspectiva que beneficia la seguridad de EE. UU. sin necesariamente resolver las causas profundas de la crisis migratoria. Además, bajo Biden-Harris, se han mantenido relaciones económicas que favorecen a EE. UU., así como acuerdos con el FMI que limitan la autonomía de los países de la región. El Partido Demócrata promueve una transición energética verde, pero este modelo de desarrollo intensifica la extracción de recursos estratégicos en América Latina, como el litio, generando nuevas dependencias. Así, Harris y su partido parecen adherir a un esquema de control económico y diplomático similar al de Trump, aunque con un enfoque más diplomático.

Carolina Silvana Loj